Aunque quizá las consecuencias de nuestras acciones no hayan madurado aún, lo harán inevitablemente cuando se den las condiciones adecuadas. Por lo general, tendemos a olvidarnos de lo que hacemos, y las consecuencias no nos dan alcance hasta mucho después, cuando ya no somos capaces de relacionarlas con sus causas. Los frutos que maduran lentamente son los que muy posiblemente estemos cosechando en esta vida y son los que conocemos como “prarabdha karma”.
Cuando nacemos, no lo hacemos por casualidad o por azar, sino que, de acuerdo a nuestro karma pasado y al plan diseñado previo al nacimiento, damos continuidad a lo que dejamos pendiente. Y esto se encuentra registrado en nuestra Carta Natal, que es la configuración energética que nos permitirá activar y transformar el karma adquirido e impregnado en nuestros campos de energía.
Es el karma que generamos en esta vida “Kriyamana Karma” que nos permite corregir nuestro pasado y generar un nuevo destino, siempre que cada acción este cargada de generosidad y visión evolutiva nos genera las situaciones favorables para la iluminación y felicidad perdurable. Es aquí donde tenemos el libre albedrío de elegir en qué dirección orientamos nuestra vida y sembramos nuestro futuro. Y para lograrlo es de suma importancia la meditación y la vida espiritual porque son el medio para ser más consciente de nuestro propósito último. El Conocimiento Universal (Veda) no se limita a las formalidades religiosas ortodoxas o ideas espirituales, más bien, su percepción de la vida espiritual está alineada al propósito último e individual. Es en esta visión que la ciencia Védica nos transmite las cuatro metas legítimas en la vida de un ser humano: Artha, Kama, Dharma, Moksha, los llamados Purushartha.
Purushartha es el término sánscrito que se traduce como la «búsqueda del hombre» o “el propósito del hombre». Se deriva de la palabra Purusha, que significa Ser, y Artha, propósito. Purushartha contempla el plan original concebido para que el ser humano alcance el propósito divino.
La liberación es posible a pesar de llevar una vida de trabajo, es posible cuando hacemos un trabajo consciente con Purushartha –los cuatro principios de la vida– que permiten crear un balance satisfactorio en una encarnación y una vida plena, de acuerdo al plan trazado por el alma.
Nuestro propósito divino es alcanzado cuando hemos conseguido armonizar las tres metas legítimas de Artha (logro de riqueza/poder material y progreso), Kama (cumplimiento de los deseos) y Dharma (Deber o Ley). La combinación de estas tres metas se le conoce como Trivarga y el bienestar de cualquier persona dependerá de esta fusión armoniosa. Sin la Luz del Dharma sobre Artha y Kama, estos se vuelven autodestructivos, es necesario que Dharma pueda regir Artha y Kama, de manera que se genere un orden de Ley Superior a la experimentación de la dualidad.
A partir de la regulación de Artha y kama a través de las acciones correctas o la ética universal Dhármica podemos comenzar a disolver nuestro karma que es lo que implica el cuarto principio de vida –Moksha–, siendo este el más importante porque es el alcance de la verdadera naturaleza divina.
A continuación, el abordaje a Purushartha, los cuatro principios de la vida:
ARTHA – ¿Qué es lo que necesito? – Prosperidad
Refiere al logro de metas, y se remite a la capacidad de un ser humano de procurarse las adecuadas formas de obtención de recursos materiales y humanos que le permitan realizar el Dharma o las tareas que se ha planteado en la vida. Implica también la acumulación de riquezas y bienes materiales para sustentar la vida.
Artha forma parte de una de las principales dignidades humanas, alcanzar a tener lo suficiente para vivir de forma digna y para procurar un adecuado cuido a la familia. Artha contempla Leyes muy sutiles para el “estar» y propone la ausencia de ambición y la aplicación de los principios del Dharma individual.
Se refiere a las metas o anhelos. Incluye todo aquello en nuestro alrededor que nos permite vivir una vida plena. Contempla todo tipo de bonanza o riqueza como: sabiduría, amistad, amor, carrera profesional, habilidades, salud y prosperidad.
Artha es el cimiento para Kama y Dharma. No obstante, los cuatro Purusharthas se interrelacionan de forma indeleble. Arta debe ser satisfecho de acuerdo al Dharma.
Así, procurará la satisfacción de las necesidades más humanas y permitirá finalmente el desapego para obtener Moksha. Sin prosperidad y seguridad, tanto la vida moral como las relaciones humanas serían muy complejas. Es muy importante que Artha, entendido como el «éxito en el mundo», no transgreda el Dharma (la Ley) ni el viaje del alma hacia Moksha (Liberación Espiritual). Un desbalance kármico de Artha produce el apego del individuo a la urgencia de satisfacción material constante, sin poder jamás sentir plenitud.
KAMA – ¿Qué es lo que quiero? – Deseos o disfrutes
Kama se traduce, de acuerdo a ciertos escritos, como deseo. Contempla las acciones que el ser humano realiza con el fin de obtener los deseos que la experimentación sensorial produce.
Es el área de la vida en la que se responde a las necesidades de orden emocional, afectivo y a la satisfacción sensorial. Podría ser observado también como el disfrute que la experimentación humana genera.
Kama tiene que ver con el placer, el cual puede estar vinculado a la sensualidad, pero también a la música, a la belleza, al amor, a los afectos. Es lo que otorga la sensación de deleite a nuestra vida. Kama es una total experiencia sensorial, que incluye el descubrimiento del objeto, el aprendizaje del objeto y la conexión emocional. Es el proceso del disfrute, el sentimiento de bienestar antes, durante y después de la experiencia.
Practicar Kama de una manera yógica significa estar enteramente presente con lo que se experimenta. La aproximación inconsciente de Kama lleva a la creación de Karma negativo. La experiencia consciente de los placeres que la vida ofrece, buscando trascenderlos, puede llevar hacia Dharma. Un abandono u olvido del Dharma o del objetivo principal de la vida lleva al anclaje del alma en los ciclos de nacimiento y muerte, asociados al poderoso apego o aversión que generan Artha y Kama.
La expresión de Kama más elevada es el anhelo por la Unificación con la Divinidad.
DHARMA – ¿Por qué estoy aquí? – Ley Divina
Es el Principio o la Ley y remite al propósito por el cual un alma nace en el mundo. Existe un Dharma Universal, que es el alcance de la Unificación de todos los seres existentes y un Dharma individual, que opera de acuerdo a la Ley de Causa y Efecto, la Ley del Karma y nuestras tareas evolutivas específicas.
También contempla las acciones que fomentan el bien en el individuo y en la sociedad. Dharma es la Verdad, es la Ley Cósmica, el deber, el comportamiento o carácter apropiado, correcto o moralmente ajustado.
Dharma es la base ética sobre la cual se vive siendo consciente de cada acción, así como de las palabras y los pensamientos. También puede vincularse a los modos de empatía hacia los demás seres.
Es necesario que Dharma pueda regir Artha y Kama, de manera que se genere un orden de Ley Superior a la experimentación de la dualidad. Sin Dharma, Artha y Kama se vuelven auto-destructivos. La bondad de un hombre consiste en la coordinación armónica de estos tres. Por lo tanto, está muy claro que el bienestar de cualquier persona dependerá de esta fusión armoniosa. La combinación de Dharma, Artha y Kama se le conoce como Trivarga.
MOKSHA – ¿Quién soy? – Liberación o iluminación
Es el alcance de la Liberación y la Realización del Propósito, la salida de la Rueda de Nacimiento y Muerte a la que estamos ligados por el Karma. Por tanto, Moksha implica la disolución del Karma a partir de las acciones correctas, asociadas al Dharma superior.
El fin último de la vida es alcanzar Moksha. Se dice que cuando la persona logra trascender la atracción de Artha y Kama, el Dharma se orienta sólo hacia Moksha, ya que no tiene que regular los otros dos aspectos. Moksha es el Purushartha más importante, los tres restantes representan el proceso. Moksha es el Propósito en sí mismo, es el alcance de la verdadera naturaleza divina.
Moksha es expansión de la conciencia y se obtiene a través de la liberación del Karma. Por ello, las vías hacia Moksha marcan un camino de autodisciplina, de profunda purificación del cuerpo y la mente. Para alcanzar Moksha es necesaria la trascendencia de la mente racional y el progresivo contacto con el Yo Superior. Es el desarrollo de las cualidades divinas, el alcance del Atman, la Realización del Ser.
Este es solo el comienzo. Descubre lo que viene a continuación.
